30 de enero de 2011

Un quart de siècle

(Continuación de la primera parte)


"Tercera vez que llego tarde en la semana" Adriana no podía ocultar su malestar.
Entró al local con el impulso que venía acumulando con las cuadras.
- Adriana, llegás tarde de nuevo - el gerente del negocio la miró de reojo mientras escribía con fervor en un papel - Mirá...
Se detuvo, la miró de lleno: los ojos canela, el pelo suelto, la cara atribulada.

Dante, solo en su departamento, sintió cómo la soledad lo oprimía.
Levantó el tubo del teléfono y discó de memoria.
- Raúl, mandame lo de siempre.

- Nena... - Raúl la llamó mientras ella estaba por salir para hacer la entrega -... entiendo que mi primo te haya recomendado, que necesitás el laburo y que seas nueva y todo, pero es la última vez que llegás tarde.
Le entregó un papelito con la dirección, y la despachó.

Dante esperaba, otra vez.
"En vez de esperar en una pecera, ahora espero en una jaula". Sentado en el sillón del living, encendió la televisión.

"Mitre 439 1º B... ¿A quién se le ocurre, a las 9.30 de la mañana llamar a un delivery?"
Adriana, se arrimó a la entrada y tocó el timbre correspondiente.

- Ya bajo.
Dante buscó el dinero, salió al pasillo y llamó al ascensor.

28 de enero de 2011

¿Así es?

"Esos que me dicen que nada es eterno, cuando les cuente de nosotros seguro que se caen de culo..."


Y me flaquearon las piernas.
"Three little birds pitch by my doorstep singin' sweet songs of melodies pure and true..."
Esperé.
Me mojé la cara, haciendo de cuenta que nada había pasado.
Bajé la escalera.
Seguí esperando.
Salí al día nublado pero no quise seguir, corriendo, me volví a meter en el departamento.
¿Qué esperaba?
Lavé la ropa.
"There was a buffalo soldier in the heart of america, stolen from Africa, brought to America..."
¿A quién esperaba?
El corazón me palpitó fuerte desde la mañana.
Quizás eso sea lo que se llama esperanza.


26 de enero de 2011

Un demi-siècle

"¿No te dás cuenta, Sole? Fuimos sólo energía, ¿no te entristece pensar que vas a volver a ser esa nada informe parte del cosmos el día que mueras? A mí, me da miedo pensar en que me voy a morir..."

Dante esperaba pacientemente su café, mientras miraba por el ventanal.
Con la mano en su mejilla, descubrió que estaba un poco incómodo con esto de sentirse en una pecera.
"Pero parece que nadie se da cuenta de que así como se mira para afuera, se puede mirar para adentro, ¿Cuánta gente me habrá visto sentado esperando el café?".
Adriana iba un tanto apurada, pero no pudo evitar mirar para adentro del bar de la esquina.
"Creen que con polarizar los vidrios una no puede ver para adentro...".

Dante se volvió, buscó al mozo y le dijo que cancelara su café. Salió bastante apurado del bar.
Adriana caminaba cada vez más rápido.

"Disculpame" se dijeron mutuamente cuando se chocaron en la puerta.
Adriana, lo observó por unos instantes. Profundos ojos verdes, poco pelo y mechones blancos.
Dante no pudo quitar su mirada de sus ojos canela y su cabello renegrido, ondulado, suelto.

Ella retomó camino, él quiso seguirla. Lo detuvo un simple pensamiento: "Podría ser tu hija".
Fue entonces cuando el peso de sus cincuenta y pico se alojó en sus hombros.

Decidió desayunar en su departamento esa mañana.

"Buen día, se lo ve medio cansado señor Dante". Observó el portero del edificio.
"Ah sí... es que ando cargando medio siglo en bolsas de arena".
El portero no entendió.
Dante se encorvó aún más.

24 de enero de 2011

Carta inconclusa

Si el remordimiento de los recuerdos te hallara... pero estás de viaje y estás de todo.
Así, unas lágrimas no derramadas por las rutas te transfiguran la cara y te vuelven transparente, pero sólo cuando te acordás de que tenés motivos por los cuales llorar.
Te envidio, tan a la deriva en el momento justo de mi encause e instalación.
Para mí los viajes se van a espaciar, van a ser cada vez menos frecuentes y vos... Ay y vos, te vas a desapegar de tus raíces y formas, para traicionar mis convicciones en otro país.
Bloquearte, eso...

23 de enero de 2011

Intitulado: nº 3

Hoy salí a caminar, un par de horas después de amanecido el Sol.
Miraba para un costado y veía la luna, que con cada vez más fuerza se esfumaba, pero giraba mi cabeza y veía la vereda bañada en luz.
Y yo en el medio, como en una encrucijada cósmica.

22 de enero de 2011

Utopías de pulcritud (Vivir sola)

Mi mamá viene de visita el domingo. Utopía de casa limpia.
El alquiler. "Si dependiera de mí..."
La roña, los azulejos blancos en tonos grisáceos.
La escoba tirada, el trapo de piso mojado y sucio.
El dinero. "Si tuviera..."
Lo muebles, el polvo, las grietas de las paredes, mi alergia.
La pintura, el enduido, Zero 7.
Los libros, viejos, sucios.
Las fotografías, olvidadas, empolvadas.
"Pero si limpié todo el departamento a fondo hace menos de una semana, ¡¿DE ADONDE SALE LA SUCIEDAD SI CASI NO ESTOY?!." (Pura y enrojecida indignación).
Los platos, la ropa.
¡Tengo que comer! ¡Tengo que bañarme!
Las "vacaciones".
Los horarios.
No fumo, pero lo haría.
¿Desde hace cuánto que el teclado está así de sucio?

19 de enero de 2011

Locura

Nunca lo creí, pero hoy yo misma me lo repetí hasta el cansancio.
Las palabras descontrol, desastre, epifanía, caída, excentricidad, enfermedad, me carcomían.
Mi interlocutor no lo descubrió, o por lo menos si lo hizo, lo disimuló muy bien.
No sólo es tristeza, sino locura.

Siesta de captura

Los subalternos, en la comisaría, esperaban con nervios crispados instrucciones a seguir.
El comisario, con expresión ceñuda, pensaba con rapidez la mejor forma de actuar.
Miró con fiereza al fugitivo.
- Te tenemos acorralado- la voz del Jefe resonó en el recinto con gravedad.
Una fugaz mirada disparó a los cabos a sus posiciones.
Todos tenían los ojos fijos en el objetivo.
Acorralado, el frustrado fugitivo, observaba con consternación el círculo cerrado que habían hecho a su alrededor.
Desarmado, temía por su vida, el pulso se le aceleraba, y su latido lo aturdía.
Intentó, desesperadamente, escapar por los puntos débiles de la valla de policías, aunque no resultó.
La respiración del comisario se hacía pesada, el apresado temía darle la espalda, pero ya era muy tarde.
Sintió cómo con agilidad se le abalanzaron y lo sujetaban con fuerza.
Trató de zafarse, pero las manos que lo aferraban eran demasiado fuertes.
- Deberíamos matarlo- comentó alguien en el tumulto.
Algunos se sumaron a la proposición, pero el comisario no compartía semejante atrocidad.
Tajante como sólo él podía ser, contestó con un ronco y decidido "No".
- Cabo, abra la puerta.
El muchacho aludido, joven y menudo, lo miró con estupefacción, aún así, temeroso de represalias, abrió con diligencia la puerta.
- Señor, ¿está seguro de que...?
El comisario no hizo más que apartarlo con un ademán, tomó al apresado entre sus propias manos, y casi con cariño, lo soltó.
- Andá, sos libre muchacho, espero que no te vuelva a encontrar porque ahí sí que no te perdono.
Lo miró mientras se alejaba por la vereda, en medio del sol rajante de la siesta.
Con convicción, se giró sobre sus talones y se encaminó a su oficina.
Todos los implicados en tamaño operativo seguían atónitos.
- ¡A trabajar! - gritó el comisario en tono imperativo.
Dos cabos, luego del revuelo, comentaban mientras acomodaban el desorden que había dejado atrás la hazaña de captura:
- Mirá que tuvo suerte de ser ratón y no delincuente, sino el Jefe no le perdonaba.

14 de enero de 2011

Vamos a ver cómo es el mundo del revés


"Quiero tiempo pero tiempo no apurado,
tiempo de jugar que es el mejor.
Por favor, me lo da suelto
y no enjaulado adentro de un despertador."
 (Marcha de Osías)


La nena que tengo adentro va a derramar lárgimas cuando cante la Canción del Jacarandá

9 de enero de 2011

Poema a la noche de nada

Que se yo... no se manejarme con los poemas pero ahi va un intento:

Noche de nada, de lluvia y de rios urbanos.
Ni aroma a lluvia hay ya de tan hastiada que estaba la lluvia de caer.
Noche de silencios, de poca luz y resbalosa.
Nada más que el ruido de los autos mojando esquinas en monótono murmullo.
Noche de soledad, falta de amores.
Nadando como si fuera en un mar, van las hormigas, creyendo el apocalipsis cercano.
Noche de cielo gris, nada de luna y apenas fresca.
Noche de sueños tristes y mojados, de esperanzas rotas y desanimadas.
Noche de nada, tucumana y húmeda.

7 de enero de 2011

Esperándolo

Ella estaba sentada, esperando.
“¿Y si se habrá olvidado? Quizás se durmió. Yo lo llamo… pero no, porque sino voy a parecer una desesperada. ¡MIRÁ! ¡Está conectado!, entonces despierto está, pero ya tendría que estar llegando para acá, ¿qué hace conectado? Capaz que se viene en auto, entonces no tardaría tanto… pero mirá el descaro, no me habla él tampoco. SABE QUE ESTOY CONECTADA, ESPERÁNDOLO Y NO ME HABLA. ¿Y si me desconecto? O mejor, le hablo y me desconecto… tiene que ser algo fresco, casual, casi como si no me importara que no venga… pero si me importa. Quiero que venga. No me voy a perseguir más, yo no le ruego a nadie, igual si no viene él sale perdiendo. No lo hablo más, decido que no lo hablo más hasta que él me de señales de vida. Pero qué hijo de puta, me tiene acá esperándolo Y ESTÁ CONECTADO. Espero un rato más, capaz que se desconecta, lo que significaría que está por venir. Ya va a ser la hora además. Listo, mañana cuando me llame, le voy a cortar el rostro y no voy a darle más cabida. A mi nadie me tiene esperando…”


Daniel dice:
·  Hola! Mil disculpas que no te haya llamado ni nada, pasa que estaba ocupadísimo.
“Casual… como si no te importara.”
Laurita dice:
·  Hola, no te preocupés… la verdad menos mal que no viniste puntual, porque recién salgo de bañarme.
Daniel dice:
·  Menos mal entonces, vos como estas? Me encantaría verte hoy, pero se me complica muchísimo.
·  Además tengo un dolor de cabeza terrible, y parece que me estoy engripando.
Laurita dice:
·  En serio?! Estás tomando algo?
Daniel dice:
·  No, pero creo que tendría que estar tomando algo… no se como voy a seguir haciendo tramites, tengo la cabeza que se me parte. En serio no te molesta que nos veamos mañana?
Laurita dice:
·  No… si estás tan ocupado y tan mal no te voy a hacer venir para acá.
·  Si mañana no te sentis bien entonces nos vemos pasado, no hay problema, pero toma algo.
Daniel dice:
·  Eso tengo planeado hacer… tengo que salir de nuevo, perdón que no pueda ir hoy.
·  Nos vemos mañana o pasado.
Laurita dice:
·  Si, vos no te hagas drama, cuando estés mejor avisame. Cuidate!

“Ay, pobrecito... pero, ¿será verdad?"

6 de enero de 2011

Caminata nocturna, fresca y salteña

Finalmente salí a caminar, chocolate en mano, los pies desnudos, una campera de lana. Primera contradicción.
Empecé a caminar para donde siempre caminaba, con la esperanza de siempre: volver a cruzar la mirada.
No lo encontré, pero caminé igual por la plaza.
Seguí en línea recta, hasta que la crucé.
La mirada venía de otro, pero era la misma.
Decidí volver por el mismo lugar, no podía saciarme.
Lo hice, pero esta vez dejé que me mirara unos instantes para yo recién devolverle la mirada.
Entonces me topé con este ícono, campera de cuero, guitarra Fender al hombro, pelo ondulado y largo apenas, botas de cuero. No era nadie, pero hacía un gran esfuerzo.
Las piedritas se me incrustaban en las ojotas, los anteojos en la nariz, las manos en los bolsillos.
Decidí emprender la vuelta, las flores, el pesebre, la plaza de nuevo, pero sonaba Tatiana Parra, no podía abandonar la caminata entonces.
Empecé a caminar en otro sentido, pero me di cuenta de que iba allá, como lo fue en otros tiempos.
A dos cuadras del destino me di cuenta de que ya no tenía sentido, que el afecto que había depositado hacía tanto en esa casa de tránsito para este viajante tucumano, a lo largo del camino se había perdido.
Doblé en esa misma esquina. Toqué varias veces la traba buscando consuelo de aquél viejo desamor, en mes y medio o en seis años iba a volver a encontrarlo.
¿Y si me tomaba un colectivo? Hubiera sido correcto, pero buscando en los bolsillos me di cuenta de que no tenía plata.
Las luces, la otra plaza, el tipo detrás de los arbustos, los perros que se correteaban jugando, la pareja besándose.
Una mujer, un hombre sopesándola, yo en el medio.
Las calles vacías.
Un curso de fotografía, pero no iba a quedarme mucho tiempo.
Volviendo, los locales de decoración, las puertas,  la computadora, las teclas, Tatiana Parra, MI hambre de esperar.
  



4 de enero de 2011

Si tuviera algo para decir

Definitivamente dejaría de lado las frases insulsas en facebook
Escribiría algo que conmovería hasta al caracol que se durmió en la pared de mi cuarto.
Me esmeraría en transmitir sensaciones.
Trabajaría sobre mi lenguaje.
Pero sobre todo, y más que nada, esta entrada no existiría.

1 de enero de 2011

Soledad


Espero de corazón que no leas esto, las confesiones de amores nunca terminan bien, y mucho menos entre nosotros.


Pero esta no era una soledad perfecta, era completamente acompañada, lo cual la hacía un intento de soledad, y así, aún más patética, porque si hay algo que debo reconocer de la soledad es que es noble cuando tiene verdaderas intenciones.
No sabía que hacer, ¿y si lo llamaba? No era correcto, la vida sigue… además nos habíamos visto hacía un par de días.
Aunque no a ÉL porque ya no era de mi agrado, entonces entendí que mi soledad siempre iba a ser imperfecta, siempre iba a haber un amor desandado que me recordara que nunca estuve completamente sola.
Embalada en mi solitario aburrimiento, saqué de la cocina una factura, la cual entre mordida y mordida, fue convirtiéndose en un error.
Las reminiscencias de una tarde feliz hicieron estragos en mi cabeza.
La dejé, a fuerza de cordura, pero ya era muy tarde.
Su sonrisa, sus besos, sus abrazos, sus caricias, sus murmullos, sus ojos… Ay, sus ojos.
¿Estarás pensando en mí?

Un nuevo año, les guste o no.

Bueno, no suelo proponerme metas para el año que empieza, es más... no lo hice nunca.
Sin más, como estamos en tiempos de cambio y experimentación (para los que no se enteraron tengo una cuenta en mi archienemigo Facebook: Soledad Amaya, y si... hay que promocionar.), pasando por el blog de un señor, que dicho sea de paso tiene delirio por los mismos libros que yo, me tenté y cedí a la petición de enumerar mis proyectos.
Ahí les van:
Aprender a tocar el teclado, bailar salsa, hacer bungee jumping, aprender a sacar fotos decentes (ni hablar de fotos profesionales), volver a andar en bici, terminar todos los libros que me faltan, lidiar con la utopía de vivir sola, aprender a hacer sociales,ganar una apuesta y hacerme vegetariana de una vez por todas y cliches como la paz y el amor y todo eso... supongo que algo mas me queda, ya se verá.
Bueno, es una probadita de todo lo que quiero lograr, además de cuestiones en el campo amoroso, pero no vienen a cuento.
Gente que tengan un 2011 fantástico y que les sea leve.
PD: si se copan, diganmé Uds que quieren para este año, y sino lo hacen, tengan en cuenta: "Al cabo que ni quería saber".