Adriana se apoyó en la pared mientras sopesaba el paquete que tenía en sus manos.
Dante se miró de perfil en el espejo del ascensor, acariciando la redondez de su panza incipiente. "Estoy en el primer piso, y bajo en ascensor..."
Ella miraba para otro lado, esperando con calma.
Él miraba su cabello suelto, ondulado, renegrido, pensando en las posibilidades de un nuevo encuentro.
Adriana volvió la cara.
Dante tuvo que contener la respiración.
-Acá le traigo su paquete, son $20.
La voz, el perfume, los ojos canela, el pelo.
Dante no pudo menos que sonreír, recibiendo el pedido y entregándole el dinero.
Adriana lo miró con más detenimiento. Ojos verdes profundos, poco pelo, panza, sonrisa estúpidamente simpática.
- Gracias - Tomó el dinero y se fue.
Adriana se despertó, miró las sábanas y movió sus pies debajo de ellas. Desperezándose, giró todo su cuerpo hacia el otro lado.
Dante observó cómo ella miraba las sábanas, cómo movía los dedos debajo de ellas y cómo con ternura se desperezaba.
En el momento en que Adriana se dio vuelta, a él le dio un vuelco el corazón.
Gracias Ariel, porque me despertaste en medio de la madrugada, y que por tu culpa pude terminar el escrito(ahora VOS me serviste de "muso").