"Alguien tiene que reaccionar frente a tanta estupidez de moda". Clifford Stoll
La madre de Julián estaba desesperada. "Se pasa horas encerrado en su cuarto, dice que lee". Le comentó a su esposo una noche en forma de confidencia.
El padre de Julián decidió que ya había tenido suficiente y entró estrepitosamente en el cuarto del niño: "¡¿Qué hacés leyendo?!".
Julián miró incrédulo a su padre, sin esperarse la paliza que prosiguió al grito.
Al día siguiente, Julián desayunaba con la televisión encendida.
Madre y padre se abrazaron con alegres lágrimas en los ojos.
"Por fin se recuperó", dijo la madre mientras se enjugaba los ojos.
Julián, te esperamos en facebook. Y si querés, el Domingo vamos a ver Gran Hermano, que está buenísimo. Un abrazo.
ResponderEliminarAy la corrupción de las masas...(la tuya sobre todo)
ResponderEliminarLas culturas de las casas son así...he visto cosas parecidas...
ResponderEliminarExcelente reflexión sole ;D
Me pareció ver ahí una reminiscencia de Farenheit 451, no? Un abrazo, me gustó el relato.
ResponderEliminarY el "epílogo" por Sebastián me pareció bárbaro!
ResponderEliminarIvan: las casas son un mundo interesantemente único, ¿no?.
ResponderEliminarS.J: Un muy buen libro, agradezco que me lo hayas introducido, jaja es cierto lo del Seba.
Bienvenido al rebaño, Julian. Subite al camión que vamos a conocer el matadero...
ResponderEliminarSaludos
J.