15 de septiembre de 2012

Boceto de familia 2: El almuerzo

La escena se remite a la cocina, un sábado al mediodía antes de que lleguen el resto de los comensales esperados. Estamos en la cocina, mis abuelos y yo. Mi abuela, amasando los ñoquis. Mi abuelo, sentado en una mesa del costado, mirando hacia la pared, callado, esperando a que se haga la carne para la salsa.

Abuela: Hija, fijate, por favor, si ya está hirviendo el agua de la cacerola plateada.

Abuelo (responde mientras yo, la nieta, me quedo congelada en el medio de la cocina): ¿Cómo va a estar el agua si no has prendido la hornalla?

Abuela (Atónita por la respuesta, se acerca a mi abuelo): Y decime, ¿Cómo no la prendiste vos?

Abuelo: Ah, bueno, es que yo recién me doy cuenta.

Abuela (Me mira, buscando complicidad, niega con la cabeza y comenta por lo bajo mientras vuelve a amasar): ¿Te das cuenta?
 
Al rato, después de charlar conmigo, se acuerda y prende la hornalla (que dicho sea de paso, yo tampoco nunca prendí).

4 comentarios :

  1. Un relato que por esos caprichos del lector, tira más a domingo y no a sábado; de hecho bien podría complementarse con el anterior post.
    Un abrazo.

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  2. Que hermosa escena de cotidianidad, en mi caso comparto lo de Alejo me lleva a domingo.
    Que bueno volver a leerte y leer algo tan grato.

    abrazos totales.

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  3. Vida familiar... como la extraño...

    J.

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  4. Alejo: Por cuestiones de horarios tuvo que ser un sábado, pero tranquilamente se da los domingos.
    Guantes de Lana: Idem :)Un abrazo grandote para los tres!
    José: Yo sé que en algún momento voy a extrañarlas.
    Gracias a los tres!

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