1 de septiembre de 2012

Sábado

Era un sábado. Se levantó en pijama, olvidó ponerse los anteojos y se instaló frente a el televisor. Su hermana ya estaba en el living, mientras dibujaba en la mesa chiquita, miraba de reojo un canal de dibujos.
- ¡A desayunar! - gritó el padre.
Ninguna se movió de su lugar.
Ella, estaba a unos pasos del televisor, tanto, que tenía que mirar hacia arriba.
El televisor se apagó y el padre repitió: -A la mesa, a desayunar.
Se movió automáticamente hacia el baño a mojarse las manos y después secarlas.
Se sentó en su silla y tomó la leche de un sólo trago.Con bigotes blancos, le sonrió al padre, mientras su hermana le decía:- Avril, tenés bigote.
 - Sí, ya lo sé, Iara.
Se levantó, volvió al baño y se paró en su sillita blanca para poder reírse de sus bigotes un rato.
Volvió al living, levantó su taza y la llevó a la cocina.
Prendió la televisión. A veces conversaban con su hermana sobre el programa... pero mientras se iba acercando el mediodía, se peleaban más y más.
A almorzar vendrían visitas y seguramente, ambas estarían llorando.

5 comentarios :

  1. Y la televisión apagada, por supuesto.

    Saludos

    J.

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  2. Con los años, qué sucedió? Ya miran la TV desde arriba, seguro, pero... conversan? ¿Juegan? ¿Lloraron suficiente?

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    1. no es con los años, así son ahora. Viví una vez 6 meses con ellas y las quise matar. Mi impotencia reside en que yo no soy la madre asique no puedo aplicar mi concepto de disciplina :P...

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    2. ¿Porque de hacerlo te converterías en la madrastra mala y ella en dos diminutas cenicientas? ¿Eh? ¿Por eso?

      Saludos

      J.

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    3. jajajajajajaja no. Pero, pensalo así: en el parque se dan vuelta a la cuadra que sacaron de ventaja y se te ríen en la cara... decime si no les hace falta por lo menos UN coscorrón?

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