Volví.
Trato de acordarme.
Todo tan irreal.
Empecé y terminé un libro.
Caminé descalza por las veredas.
La mujer vestida de payaso que me sonreía (aunque me resultó aún más extraño que entrara al edificio de la Alianza Francesa).
Quizás hubiera disfrutado más la soledad del campo; la soledad citadina siempre es más melancólica e impura.
Sabía que todo iba a estar igual, tal y como lo dejé.
Algunos se enteraron de que me fui, que estuve y que volví.
Algunos me despidieron, algunos me vieron, nadie me esperó.
Entonces supe que tenía que remover todo: morral, ropa, zapatillas, recuerdos, emociones.
Todo para curarme del resfrío y de las desilusiones.
Puuuuuuf, vacaciones movidas para vos también...
ResponderEliminarQué se acomode el dentro o mejor el fuera, o mejor que sea...
Ju
¿Cómo curarse de las desilusiones?
ResponderEliminarA veces, de las ilusiones volvemos sin pena ni gloria. Pero eso son: esperanzas sin fundamento en la realidad.
Queremos creer; queremos querer.
Totalmente con Manco Cretino.
ResponderEliminarVolver, re-descubrirse sólo para constatar que no hemos cambiado tanto...
Me recordó, no sé por qué, lo que pregonaba aquel cantautor: "...al hogar vacío o a su boceto
roto e inconcluso. Allí vuelvo"
Guille
Uno se va y vuelve, viene y se retira, y la peor parte es que nadie parece darse cuenta...
ResponderEliminarSaludos
J.
Juli: En efecto, que se acomoden ellos, mientras tanto yo me descalzo y escucho bossa. Un abrazo grande y gracias.
ResponderEliminarM.C: Eso son. Ni más ni menos. Apuesto fuerte al resfrío entonces. Gracias! Saludos.
Guille: Yo también coincido. Aquel cantautor...
José: ¿La peor parte?. Un abrazo.
Guille: Me olvidé de decir que en realidad está contaminado por una canción de Jarabe de Palo.
ResponderEliminarme imagine que algo de jarabe había por ahí.
ResponderEliminarQue estes bien.
Te sigo leyendo
Guille