Le decían El Chueco.
Muy bien jugaba.
El Chueco se llamaba Edgardo Raúl López.
Por eso le decían “el Chueco” nomás.
El Chueco venía de un barrio muy pobre.
No obstante devoraba libros de Borges y escuchaba Toto.
El Chueco tenía mujer, una muy linda, Norma.
Todos sus vecinos y amigos también podían confirmar lo linda que era Norma.
La última vez que El Chueco se miró en el espejo se sintió viejo y fuera de forma.
Pero no por eso iba a dejar los asados del domingo y el vinito amiguero.
Muy bueno, un buen resumen de la vida de "el chueco" sin saber si existió o sin conocerlo uno puede hacerse la idea de como era/es, bien escrito.
ResponderEliminarNo hay que dejar nunca los asados y el vino con amigos.
abrazos totales.
Las costumbres y las tradiciones nunca se olvidan...
ResponderEliminarY tiran más que el resto de las cosas...
Saludos
J.
¡Bien por el Chueco! No se compara el placer de comer un asadito junto a los queridos, a la ¿satisfacción? de haber bajado medio kilogramo por medio de dieta. Ja!
ResponderEliminarA varias personas me hiciste acordar...
ResponderEliminarUna envidiable vida la que tuvo (tiene?) el Chueco
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